Generar un ambiente de confianza entre el dentista y su paciente es un factor clave a la hora de llevar a cabo un tratamiento dental con éxito. Esta relación y todo lo que rodea esa situación recibe el nombre de odontología emocional. Se podría definir este concepto también como la capacidad del especialista para saber reconocer sus emociones y las de su paciente para poder crear un clima cómodo en la consulta.
Y para que exista conexión es imprescindible el diálogo entre ambos para dar con la mejor alternativa o solución que se adapte a las necesidades de cada persona. Todas las técnicas que favorezcan a este tipo de odontología, la emocional, son necesarias. Sin embargo, los odontólogos tienen en su contra que en muchos de los casos se trabaja con pacientes que tienen ansiedad, miedo, fobia dental… Por eso, una buena comunicación y excelente trato serán elementos indispensables para que ir al dentista no se convierta en un castigo. Escuchar con interés, personalizar la relación, tener empatía y transmitir tranquilidad serán también otros premisas de un buen odontólogo.
Esta aplicación de los conocimientos sobre la inteligencia emocional unido a la psicología serán de gran utilidad también en el campo de la odontología. El profesional que establece sus consultas dentales a través de una buena relación, motivación y comunicación tendrá mayor facilidad para manejar y solucionar conflictos que puedan surgir en alguna de las intervenciones. Se trata de ponernos en el lugar de nuestros pacientes y atenderlos lo mejor posible.
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