Los tratamientos de ortodoncia generalmente se llevan a cabo con brackets que pueden ser metálicos o estéticos. Según sus características hay que distinguir los siguientes:
– Brackets metálicos. Son los más comunes, debido a que son confiables, resistentes y la fuerza que aplican no se compromete por lo que el tratamiento tiende a ser más corto. Además es el tipo de brackets más barato.
– Brackets de cerámica. Son de gran calidad y no tienen los inconvenientes de los de plástico, pero su precio es mayor.
– Brackets camaleón. Son transparentes y permiten la reducción de la fricción con la consecuente reducción de la duración de la totalidad del tratamiento así como el tiempo de sillón en la clínica por el cómodo sistema de tapa de cierre.
– Brackets estéticos. Se pueden encontrar en diversos materiales: plástico, cerámica, zafiro o policarbonato. Los de zafiro son los más resistentes y no se manchan, lo contrario que los de cerámica. El arco debe ser metálico.
– Brackets linguales. Se colocan en la cara palatina y lingual de los dientes, por lo que no son visibles. El proceso de funcionamiento es similar al de los brackets tradicionales, aunque por norma general, suelen ser más incómodos para el paciente por estar en continuo contacto con partes blandas de la boca como la lengua.
– Brackets o frenos de autoligado Damon. La diferencia con los convencionales está en que no es necesaria la instalación de ligaduras para fijar los arcos a los brackets. El movimiento dentario es más confortable y rápido, además de que el tratamiento es más corto y con citas más espaciadas en el tiempo. La mejoría en la estética facial y de la sonrisa es sobresaliente con este tipo de aparatología.
No dudes en consultarnos para saber de las técnicas de las que disponemos y nuestros especialistas te explicarán cuál es el tipo de brackets que hará que consigas la sonrisa que deseas.
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