La Sedación

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Lo que no se puede negar es el miedo que sienten los pacientes en la consulta del dentista. A lo largo de los años se han utilizado medicamentos sedantes para insensibilizar la zona a trabajar.

La vedad es que algunos  medicamentos controlan el dolor, otros ayudan a relajarse y otros provocan un sueño profundo durante el tratamiento que se nos realice, pero eso no evita sentir miedo.

Hay que tener en cuenta varias cosas, cómo el tratamiento a realizar, la edad del paciente, la salud, las alergias y lo nervioso que pueda ser.

Generalmente se aplica anestesia local para evitar que duela la zona específica durante el tratamiento.

En algunos casos, será necesario administrar un sedante e incluso en algún caso será necesario una sedación profunda o anestesia general en donde se provoca una pérdida de conciencia temporal.

La más utilizada es la sedación consciente. Aún siendo una sedación de riesgo bajo, si se administra demasiada cantidad, se pueden presentar problemas respiratorios.

Siempre hablaremos con nuestro dentista, sabe lo que es mejor para nosotros y debemos dejarnos aconsejar. Por su parte el dentista, escuchará al paciente, pondrá especial atención en despejar las dudas y los miedos, para que la confianza sea mutua.

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