Lucir una sonrisa radiante con unos dientes sanos, blancos y correctamente colocados contribuye al atractivo de una persona. La publicidad, la televisión o Internet donde observamos personas con unas dentaduras muy blancas hace que cada vez se demanden más los tratamientos estéticos como el blanqueamiento dental. Pero cuando el deseo de tener unos dientes extremadamente blancos se convierte en una obsesión recibe el nombre de blancorexia y se abusa de ese tipo de métodos que utilizan sustancias blanqueantes y pueden llegar a ser perjudiciales para la salud bucodental.
Por naturaleza, los dientes son de un color amarillento y no tienen ese color blanco ideal, sino que se parece más a un tono marfil. Aspectos genéticos, la alimentación y ciertos medicamentos influyen en el color de las piezas dentales.
La blancorexia afecta tanto a mujeres como a hombres y no deja de ser otro tipo de obsesión o manía que requiere cuidado psicológico. Los tratamientos blanqueadores deben realizarse por profesionales y no por cuenta propia y se debe prestar atención a la frecuencia con que se deben realizar, así como a tener una supervisión de un especialista.
Algunos de los efectos secundarios de blanquearse los dientes sin ningún tipo de control son hipersensibilidad dental, lesiones en la pulpa dentaria o pérdida del diente.
No obstante, aclaramos que el blanqueamiento dental realizado bajo unas garantías odontológicas y en un período espaciado de tiempo no provoca daños. Como con todas las cosas, solo se trata de poner límites y no abusar.
Fuente imagen: http://saludbio.com/sites/default/files/dientes%20blancos_0.jpg
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